Hace poco tuvimos la oportunidad de realizar una entrevista a Óscar Mijallo, corresponsal de guerra y ganador del premio a "Mejores Corresponsales Españoles" junto a su compañero Miguel de la Fuente en los Premios Internacionales de Periodismo 2022. En este intercambio de preguntas y respuestas, pudimos aprender mucho más acerca de su experiencia cubriendo el conflicto de Ucrania, así como de sus vivencias en Siria o el uso de la escritura como vía de escape.
Para Mijallo, periodista y corresponsal de guerra desde hace dos décadas, el conflicto ruso-ucraniano ha sido diferente al resto por la "brutalidad" de los hechos, más que nada. Aunque lo compara un poco a lo que se ha podido ver en algunas partes de Siria, afirma que en el país europeo está más "generalizada" ya que se extiende por muchos más puntos y ciudades. También está la variante de cercanía, ya que los conflictos afectan más cuanto más próximos geográficamente estén.
Al preguntarle sobre su contacto con la gente local, el periodista asegura que "lógicamente, están muy en contacto con la gente local, sobre todo con el productor y los conductores con los cuales acaban teniendo relaciones de cercanía". A pesar de esto, sí que intenta mantener una cierta distancia para resguardarse psicológica y emocionalmente: es posible que algunas de las personas a las que cojas cariño pueda resultar herida. Hay que "crear una especie de pantalla".
En cuanto a la situación viral que el corresponsal vivió a mediados de marzo en medio de una emisión para el canal 24h, este afirma que la noticia es la gente local y lo que están teniendo que vivir, no el propio periodista. El vídeo que circuló sin cesar por las redes mostraba cómo Mijallo no cortó la emisión a pesar de que empezaron a sonar las alarmas. El "momento chaleco" es básicamente una anécdota que no debería justificar el centrar la atención en el periodista.
Al preguntarle si tuvo miedo, este contestó que las alarmas suenan todo el rato y que muchos compañeros han hecho lo mismo que él. En sus palabras, ninguno de ellos son héroes, simplemente están cumpliendo su labor como periodistas. Su trabajo es "ir a donde ha caído la bomba" e informar, y no por ello son más valientes que el resto de periodistas. Si la situación se vuelve peligrosa, evidentemente el miedo se apoderaría de ellos y deberían refugiarse. Son humanos, al fin y al cabo.
Quisimos saber su opinión acerca de la rusofobia que se está viendo por redes sociales ya no solo por parte de los ucranianos, sino por el resto del planeta. Él, al haber vivido allí e interactuado con gente local, puede afirmar de primera mano que esto es así. Los rusos están invadiendo sus fronteras y ocupando militarmente un 15 o 20% del territorio de su país, por lo que dentro de Ucrania se justifica la aversión hacia cualquier ruso. Sabe que esto es peligroso porque aumentan tanto los nacionalismos como las ideologías más extremistas o de extrema derecha.
Mijallo no cree que haya diferencia entre un corresponsal de guerra y otro tipo de periodista más que la opción personal y gustos e intereses de cada uno. Si eres periodista y te gusta la información internacional, blanco y en botella: tampoco hace falta estar "todos los días en la línea del frente para ser buen periodista de internacional o de guerra". No obstante, sabe que abundan las situaciones e peligro (como quien es periodista de catástrofes) y hay que saber estar preparado frente a ellas.
Zaporiyia fue la ciudad ucraniana donde vivió uno de los momentos que más le marcaron durante su estancia en Ucrania. Los rusos empezaron a conquistar la central mientras los periodistas de Televisión Española ya estaban allí. Antes de ir al refugio antiaéreo, les llevaron a ver la sala de enfermos terminales o muy graves: niños que dependían del oxígeno o del soporte vital.
En este relato tan duro, aprendimos un poco más sobre lo que hacen las enfermeras en las situaciones de máxima precariedad y desesperación. Las profesionales de la salud precintaban los cristales para que cuando caigan las bombas, los cristales se queden pegados al precinto y no dañen a los que están en la habitación. Los niños no podían moverse de allí debido a su situación terminal, de ahí que pusieran eso en los cristales. Los padres tampoco podían estar con ellos ya que debían permanecer en el refugio antiaéreo. Sin duda, una historia desgarradora.
Otro de los momentos desagradables que tuvo que vivir el periodista fue asumir que no puede volver a entrar a Siria de manera legal. Cuando él entró a cubrir la guerra de Siria (hasta 2013), entró por la parte rebelde, como muchos otros periodistas. El gobierno sirio consideró que habían violado las leyes migratorias y por ello no les dan un visado a pesar de haberlo pedido varias veces.
El ejercicio periodístico se vio evidentemente dificultado, "entre otras cosas porque los turnos no te dejaban entrar y quedarte mucho tiempo". La cobertura satélite tampoco es como en Ucrania: en el país europeo nunca han tenido problemas de conectividad. En Siria estaba el peligro añadido de que podrían localizar su señal satélite y bombardearles.
Al no existir un frente definido, es mucho más complicado no ser un blanco fácil para cualquier grupo que haya cerca. Mijallo estuvo presente en el secuestro de Marc Marginedas por parte del Estado Islámico. Aprovecha para decir que este último presenta una película-documental ("Regreso a Raqqa") contando su experiencia que "realmente le encogió el estómago" al estar tan bien producida. Cuenta con cierto alivio que tanto Mijallo como sus compañeros tuvieron la "suerte" de estar retenidos unas cuatro horas, al contrario que Marc, quien estuvo 18 meses.
Por otro lado, en Ucrania las relaciones entre periodistas y militares no son "ni malas ni buenas": muchas veces se creen que son espías encubiertos, lo cual perjudica bastante a su trabajo. En este sentido, es bastante difícil dialogar con ellos.
Para terminar, quisimos adentrarnos en su lado más imaginativo y novelístico. Escribir le ayuda a desconectar después de ir al frente y presenciar situaciones poco agradables. Si lee, no consigue despejarse del todo, pero escribir es otra historia. Se fuerza a pensar en otras cosas, así como a sacar todos los sentimientos que tiene "a flor de piel". Las situaciones que tuvo que vivir, como el pasar hambre, le ayudan también a escribir. "El hambre es igual en el siglo XVII que ahora", afirma. El miedo a morir estando en el frente es muy parecido al que tenían los navegantes que describe en su último libro. De esta manera, consigue conectar sus sentimientos y experiencias con la literatura de una manera preciosa, artística y sobre todo auténtica.
Disfruta de la entrevista completa en nuestro canal de YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=c3ADriWVAyc