¿Qué será del periodismo este año?

Florencia Amat / Club Internacional de Prensa - El periodismo no para de evolucionar. Año tras año, somos testigos de transformaciones sin precedentes de manera cada vez más rápida. En vista a la velocidad y frecuencia de estos cambios, el Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo (Universidad de Oxford) ha realizado un estudio acerca de las predicciones para este 2023 sobre el periodismo, los medios de comunicación y las tecnologías.

En este sentido, hay varios factores que podrían influir en nuestra percepción del ejercicio periodístico. Muchos trabajadores del sector han mostrado su preocupación sobre cómo afrontar los cambios de la sociedad ante las noticias, ya que muchas personas prefieren evadir la información - normalmente por su naturaleza deprimente, véase el ejemplo de la guerra de Ucrania o el cambio climático. También buscan nuevas maneras de moverse por los terrenos tecnológicos, adaptándose a las nuevas preferencias y buscando el equilibrio entre buenos ingresos y buena información.

La financiación del periodismo cambia

La inflación causada en gran parte por la crisis energética derivada de la guerra ha hecho que muchos periodistas hayan visto su sueldo reducido, si es que no han sido despedidos. Los gastos se recortaron en buena parte, aumentando la precariedad de la financiación de las empresas que se dedican al periodismo.

Para los periódicos en papel esta situación ha sido especialmente dura, debido al aumento del costo de papel en casi el doble de su precio original. Muchos de ellos dejarán de producir publicaciones periódicas, o directamente cerrarán su imprenta, pasándose al método digital. Esto hará que la publicidad caiga, y por tanto, los ingresos. El periodismo se renovará pidiendo suscripciones en los medios digitales como forma de sustentación económica. En 2023, los medios se centrarán más en la retención de abonados existentes que en la incorporación de nuevos.

Para atraer lectores y fidelizar a los ya existentes, los medios de comunicación adoptan la estrategia de predicar su calidad y veracidad frente a temas actuales. Muchos de ellos se posicionan abiertamente en temas de relevancia, hablando de sus valores periodísticos. Esta tendencia irá a la alza en 2023.

Más allá de los contenidos de pago, la fuente de ingresos que más ha crecido en los últimos años ha sido la financiación procedente de plataformas tecnológicas. Google paga ahora a más de 300 editores por contenidos en toda la Unión Europea y en otras partes del mundo, como Australia y Canadá, y Facebook ha estado pagando hasta 20 millones de dólares a algunos grandes editores por contenidos que incluye en su sección de noticias. Además, las plataformas pagan grandes sumas a organizaciones de verificación de hechos y agencias de noticias de todo el mundo, así como por programas de innovación e investigación. El resultado es que la industria de la información sigue estando entrelazada de forma desigual y opaca con las grandes plataformas, tanto en términos de alcance como de ingresos. Incluso cuando la cobertura crítica de la industria tecnológica, el público puede preguntarse por la falta de transparencia y los posibles conflictos de intereses.

Las organizaciones de noticias llevan mucho tiempo quejándose de que las grandes plataformas se llevan gran parte de los ingresos, pero ahora la inminente desaparición del soporte para cookies de terceros amenaza con empeorar aún más la situación. Los cambios relacionados con la privacidad amenazan con reducir aún más los ingresos publicitarios a corto plazo, pero están impulsando a los editores a poner en marcha iniciativas para recopilar sus propios datos (de origen) que podrían ser la base de un futuro más sostenible.

¿Cansados de leer noticias?

El consumo de Internet ha disminuido desde el comienzo de la pandemia. En cuanto a las noticias en línea, es difícil discernir un panorama claro. Alrededor de cuatro de cada diez editores afirman que el tráfico interanual de sus sitios web ha aumentado, mientras que el 58% señala que el tráfico se ha mantenido estático o ha disminuido, a pesar de la sucesión de noticias importantes, desde la invasión de Ucrania hasta el aumento de los precios de la energía o el cambio climático. La audiencia quiere que los periodistas sigan cubriendo historias difíciles y que también quieren más inspiración, una agenda más amplia y más diversión.

Ante esta situación, los medios este año probablemente comiencen a integrar funciones que permitan ver más (o menos) noticias. Además, aprovecharán la creciente preocupación de la sociedad por el cambio climático y sus consecuencias para gestionar sus medios de otro modo. A menudo se critica a los medios de comunicación por cubrir estas noticias de forma exagerada, sin unir los puntos más amplios ni seguir de cerca las consecuencias duraderas. Otros afirman que los medios de comunicación han tratado con demasiada frecuencia el clima como un tema aislado, en lugar de considerarlo parte integrante de la toma de decisiones políticas y económicas. Se están tomando medidas para cambiar esta situación con la creación de equipos especializados y nuevas estrategias de periodismo sostenible.

Las redes sociales y el periodismo

A muchos periodistas les cuesta contemplar un futuro sin Twitter. Sigue siendo una ventanilla única para las noticias en tiempo real, así como una buena forma de mantenerse en contacto con fuentes especializadas y de promocionar marcas personales. Sin embargo, hay opiniones dispares en cuanto a su legitimidad, ya que algunos encuestados sugieren que actualmente se dedica demasiado tiempo a escuchar a élites poco representativas. Otros opinan que, aunque Twitter se ha convertido en una herramienta clave para los periodistas, también ha reducido el tráfico a los sitios web convencionales, ha contribuido a la difusión de información errónea y ha contaminado los debates.

Facebook se está reorientando hacia el entretenimiento móvil y el comercio -y este año se aleja aún más de las noticias- en su intento de revitalizar la participación en la plataforma. Facebook afirma que menos del 3% de lo que la gente ve en su feed son publicaciones con enlaces a noticias y que no tiene sentido invertir en áreas que no se ajustan a las preferencias de los usuarios.

En medio de la imprevisibilidad de las redes sociales, la mayoría de los editores considera que invertir en podcasts y boletines es la mejor manera de establecer una conexión más profunda con el público y animarle a volver con más frecuencia. Ante la sobrecarga de contenidos informativos generales, los editores buscan cada vez más contenidos más exclusivos o especializados que puedan incluirse en las suscripciones existentes (como hemos visto antes) o cobrarse por separado.

La inteligencia artificial, un arma de doble filo

La inteligencia artificial se está empezando a usar para crear imágenes novedosas para artículos o posts periodísticos. Esto puede ser útil en ausencia de imágenes reales que nos permitan ejemplificar nuestras palabras con elementos visuales. Todo esto conducirá probablemente en los próximos años a una explosión de medios de comunicación automatizados o semiautomatizados, para bien o para mal. Será más fácil que nunca crear contenidos multimedia "atractivos" y muy verosímiles, pero también será más difícil que nunca separar lo que es real de lo que es falso, engañoso o manipulado.

Los debates sobre la automatización en el periodismo no son sencillos. Muchos acogen con satisfacción la capacidad de hacer más eficientes las tareas no periodísticas, pero al mismo tiempo temen que los medios sintéticos de producción barata y los contenidos semiautomatizados puedan mercantilizar aún más las noticias y socavar la confianza.

El debate sobre la regulación está en marcha, y la UE propone una Ley de Inteligencia Artificial que prohibiría usos "inaceptables" de las aplicaciones que violen los derechos fundamentales y la seguridad de las personas, aunque en la práctica sean difíciles de identificar y aplicar. Mientras tanto, el periodismo podría tomar la iniciativa y hacer más transparente su uso de la IA. Podemos esperar que más editores publiquen directrices éticas que cubran las áreas clave, que van desde la mejora o manipulación de fotografías hasta la transparencia y los derechos de autor.

Conclusiones

Los indicadores económicos no pintan bien, con un rápido aumento de los costes y una reducción del gasto de los hogares que se espera continúe durante algún tiempo. Cuestiones como la evitación de las noticias y la fatiga informativa están muy extendidas, al tiempo que algunas plataformas sociales parecen estar implosionando o alejándose de las noticias, y las plataformas emergentes parecen en gran medida desinteresadas en ellas, lo que dificulta aún más la captación de nuevos clientes.

Estas conmociones también pueden dar lugar a una reflexión más radical sobre la forma de crear noticias y sobre cómo debe ser una organización de noticias digital. Están surgiendo modelos de menor coste centrados en redacciones y herramientas distribuidas, que ayudan, por ejemplo, a cubrir lagunas en la provisión de noticias locales. Algunos periodistas emprendedores y creadores de noticias se están pasando a los boletines y podcasts, que permiten una conexión más profunda con audiencias específicas sin los gastos generales que lastran a muchas organizaciones de noticias tradicionales, pero se trata en gran medida de servicios adicionales que benefician a quienes ya están interesados en las noticias.

Al mismo tiempo, estamos en la cúspide de una nueva ola de disrupción a medida que las tecnologías de inteligencia artificial comienzan a impactar en el mundo real, impulsando una mayor eficiencia y automatización por un lado, pero también permitiendo que el contenido sea remezclado de maneras sorprendentes e impredecibles. Esto ayudará a las empresas de medios de comunicación a hacer más con menos, además de abrir oportunidades en la creación y distribución de contenidos más inteligentes. Pero también planteará nuevos dilemas sobre cómo utilizar estas potentes tecnologías de forma ética y transparente.

El periodismo tiene que hacer frente a una rápida y creciente automatización y digitalización de la información, utilizando las tecnologías a su favor pero siempre sin perder esa parte humana que le caracteriza y permite que la información sea de calidad.

Fuente: Instituto Reuters
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