Las mujeres en el periodismo: un pilar fundamental

Florencia Amat / Club Internacional de Prensa - El periodismo tiene cientos de años de historia bajo sus hombros. Ya en los siglos XI y XII, antes de la invención de la imprenta, los juglares se paseaban por las plazas y las Cortes de sus ciudades para recitar las hazañas del día, con el objetivo de que los hechos más destacados del momento se recordaran durante mucho más tiempo y no quedaran en el olvido. Ya en el siglo XV aparece la imprenta, pero no es hasta el siglo XVII cuando comienzan a popularizarse las publicaciones escritas entre las clases altas. De los nombres que te suenan como pioneros de la profesión, ¿hay alguno que sea de mujer?

Lo cierto es que las mujeres han estado invisibilizadas durante gran parte de la historia: no solo en el periodismo, sino en decenas de profesiones a las que desgraciadamente no podían acceder. Por suerte, esta tendencia se ha ido revirtiendo con los años y ya podemos disfrutar del gran trabajo periodístico que hacen muchas de nuestras compañeras día a día y que sin duda ayudan a dignificar nuestra profesión.

Por ejemplo, Carmen de Burgos fue la primera corresponsal de guerra española en la Guerra de Marruecos, así como la primera empleada por un periódico en una redacción. En la época en la que escribía (s. XIX) no había muchas referentes femeninas, por lo que su labor fue sumamente esencial y asentó las bases del futuro periodismo femenino. La mujer moderna y sus derechos, un libro de pensamientos, se consagró como un escrito novedoso por parte de una mujer y demuestra la valentía de de Burgos por querer llegar a un mundo más igualitario. Otro ejemplo es el de Sofía Casanova, primera corresponsal permanente en el extranjero y famosa por entrevistas a personajes tan emblemáticos como Trotsky.

Y ahora, ¿qué?

El papel de las mujeres en el periodismo -en España- es cada vez más notorio, sobre todo desde el comienzo de la democracia actual. Muchas mujeres han conseguido hacerse hueco en una profesión donde, como en muchas otras, las posiciones de mayor responsabilidad y renombre estaban destinados a sus compañeros. Poco a poco, estas van ocupando más y más puestos de autoridad, en los que muchos de los empleados dependen de ellas y de sus decisiones. Sin embargo, todavía quedan barreras que, por desgracia, debemos superar.

La Federación de Asociaciones de Periodistas en España (FAPE) reivindica en un reciente comunicado la necesidad de mejorar las condiciones laborales de las mujeres periodistas, las cuales se enfrentan a la brecha salarial y al famoso techo de cristal. La Federación destaca que la brecha salarial entre mujeres y hombres en la rama de información y comunicaciones alcanzó el 21,5 % en 2021. Además, las mujeres ocupan el 45% de los puestos de trabajo en el sector, pero solo el 3% llega a puestos directivos.

La crisis de 2008 trajo consigo masivas oleadas de despido, donde los periodistas no quedaron excluidos. Sí que es verdad que esto -como es lógico- afectó tanto a hombres como a mujeres, pero no en la misma medida. Las periodistas podrían haber sufrido más por el hecho de poder quedarse embarazadas y tener que solicitar baja de maternidad, cosa que las empresas quieren evitar a toda costa (aunque sea una forma de discriminación). Por suerte, este tipo de prácticas están cada vez más vigiladas para que ni las periodistas ni ninguna otra mujer de diferentes campos tenga que pasar por esto.

El paro se ceba mucho más con las mujeres periodistas. Según un informe publicado por la Asociación de la Prensa de Madrid en 2015, el paro profesional es de un 64% entre las mujeres y un 36% entre los hombres; entre 2014 y 2015 las categorías profesionales de las mujeres directoras, directoras adjuntas, subdirectoras y redactoras jefas en medios impresos pasó de un 6,7% al 7,8%; en medios audiovisuales, del 6% al 7,8%, y en digitales, del 3,5% al 3,9% (para resumir, que no subió demasiado). Eso sí: de los licenciados en Periodismo en 2014, 63,1% eran mujeres y 36,9%, hombres. 

Otro de los problemas es la idea preconcebida que tienen algunos -por suerte, cada vez son menos, esperemos que sean minoría- de que las mujeres periodistas están más indicadas para hacer "prensa rosa" o "de corazón". Parece que por el simple hecho de ser del género femenino, no se puede tener la misma credibilidad o autoridad que un hombre en temas más "serios" (sin desprestigiar a la prensa rosa, por supuesto). Repito que, por suerte, ya son pocos los que piensan así, pero una lee tantas cosas en Internet que da hasta miedo...

Periodismo de mujeres fuera de España

La situación en España no es comparable a la de otros países. Muchas naciones cuentan con leyes más machistas y duras contra las mujeres que les impiden ejercer la profesión con la seguridad que merece, si es que son capaces de hacerlo. Por eso, muchas asociaciones y organizaciones de periodistas hacen un llamamiento a entidades como la ONU o la Unesco para que centren sus esfuerzos en las valientes periodistas que cubren situaciones difíciles como las de guerra, o que no dejan de informar aunque la libertad de expresión esté muy censurada en sus países. Aunque estos peligros afectan a ambos géneros, es imposible negar que las mujeres tienen una dificultad añadida, especialmente en estas ubicaciones.

La Unesco tiene un proyecto de investigación llamado The Chilling, bajo el cual suben publicaciones ofreciendo medidas concretas para enfrentar de modo efectivo esta amenaza a la libertad de expresión, la seguridad de las periodistas y el acceso a la información. Las recomendaciones de The Chilling se dirigen a Estados Miembros, organizaciones de noticias, empresas de Internet, sociedad civil, agentes jurídicos y otros.

La Federación Internacional de Periodistas (FIP) dedica una entrada el día de hoy a las mujeres que cubren conflictos, condenando el asesinato de diez periodistas el año pasado. "En algunas partes del mundo existen otros problemas relacionados con la precariedad laboral, como la ausencia de contratos de trabajo o de pólizas de seguros, la falta de equipos de protección adaptados a los cuerpos de las mujeres, de formación en seguridad, así como las brechas en la seguridad digital y los retrasos en el pago de los salarios, que obligan a muchas periodistas a asumir riesgos adicionales para llegar a fin de mes". 

"Sin embargo, informar desde zonas de conflicto y de tensión es también una oportunidad para que las mujeres periodistas cambien la narrativa del conflicto, desafíen los estereotipos de género e informen de forma distinta. Las voces de las mujeres son cruciales para comprender las historias en su totalidad. Y, a veces, el hecho de ser mujer es una ventaja para acceder a determinados lugares y hablar con ciertas fuentes", aseguran. Y la verdad es que no les falta ni pizca de razón.

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