La Asociación de Periodistas Europeos celebró su XXXVII Seminario sobre Europa
Pedro González.- Se cumplen los cuarenta años de la adhesión de España a la entonces Comunidad Económica Europea, que para nuestro país significó el antes y el después de la incorporación de pleno derecho al tablero geopolítico internacional. La Asociación de Periodistas Europeos (APE) quiso hacer coincidir este aniversario con la celebración de su XXXVII Seminario sobre Europa, un foro en el que se repasa a fondo el estado de la Unión Europea.
Además de evocar y recordar las muchas vicisitudes y anécdotas que rodearon una negociación que fue muy larga y ardua, el diagnóstico que permeó las diferentes sesiones del seminario fue que Europa ya ha tomado conciencia de que “está cada vez más sola en la defensa de su modelo de sociedad”, una vez que el presidente norteamericano, Donald Trump, ha decidido poner fin, aún sin determinar el plazo, a las misiones sustitutivas de seguridad y defensa en Europa. Tanto es así que “hemos pasado de la autonomía estratégica a la sumisión táctica”, en palabras del diplomático Fidel Sendagorta, haciendo referencia clara a la humillación a que Donald Trump sometió a Ursula von der Leyen en su campo de golf en Escocia.
Especialmente crítico se mostró el colaborador de Josep Borrell, el exjefe de la diplomacia europea, el también catalán Joan Llorach, que analizó los puntos críticos que están impidiendo o ralentizando el avance de la construcción europea, entre los que destacó el avance de los populismos, que él divide en los de izquierdas, de derechas y de regiones ricas.
Si el título general del seminario era: Unión que suma y Vecindades Condicionantes, hubo consenso en que Rusia está mostrando, cada vez con mayor claridad, su determinación en convertirse en la gran amenaza para Europa, a la que ahora mismo está testando, a través de incursiones aéreas y acciones desafiantes, para comprobar hasta donde puede llegar sin que haya una réplica de la suficiente contundencia para disuadirle.
Dos factores se resaltaron como decisivos para afrontar los actuales desafíos. El primero es la competitividad, tanto más cuanto que la globalización ha convertido los flujos comerciales en corrientes intensas de ofertas impensables no hace aún muchos años. Hubo discrepancia empero respecto de que para ser competitivos sea imprescindible “achinarse”, en el sentido de adelgazar al máximo el denominado Estado de Bienestar para abaratar los productos y servicios europeos frente a la competencia de países en que los derechos de los trabajadores y el bienestar general de los ciudadanos distan mucho de los estándares europeos.
Miguel Ángel Aguilar, secretario general de la APE, abogó por que el modelo de sociedad europeo, tan envidiado desde siempre, pueda contraponerse al modelo asiático o a otros que puedan surgir. Y, a este respecto, ponentes como el polaco Boleslaw Wozniak o el español Javier Solana abogaron por acentuar la innovación, uno de los puntos en los que la Unión Europea ha perdido su antaño indiscutible liderazgo.
El otro factor fundamental, a ojos de muchos de los ponentes y participantes en el seminario, era el del estancamiento del mercado único. Si su entrada en vigor en 1993 constituyó la piedra angular de la prosperidad europea, lo cierto es que, más de treinta años después, ni se ha terminado de implementar ese tan ansiado mercado único ni se han logrado abolir todas las trabas que lo dificultan, antes bien en algunos países y regiones europeas se priman cuestiones identitarias -como por ejemplo la obligatoriedad de rotular en catalán- muy por encima de las medidas facilitadoras de la libre circulación de productos y servicios.
En todo caso, si el pesimismo planeó en algunas de las sesiones, especialmente a causa de la fragrante amenaza rusa y de los vaivenes y cambios de opinión de quién preside Estados Unidos, el optimismo se impuso en las conclusiones, siquiera porque nuestro espacio natural de desarrollo y potencial está anclado en Europa, y no sólo para las principales potencias del continente sino también de todos los países que la integran y que contribuyen al fortalecimiento de su existencia.