Florencia Amat / Club Internacional de Prensa - La Federación Internacional de Periodistas ha publicado este 6 de febrero su informe anual sobre periodistas y trabajadores/as de los medios de comunicación asesinados/as en 2022. Con este ya son 32 resúmenes que reflejan cómo, año tras año, ejercer el periodismo sigue siendo una actividad de riesgo - cuando no debería serlo.
En este año pasado, 68 periodistas y trabajadores en medios de comunicación han sido asesinados, y otros 11 han sufrido una muerte accidental. Desgraciadamente, se han acontecido 21 asesinatos más que en 2021, lo que debería hacer que saltaran las alarmas para los líderes mundiales. El Plan de Acción de la ONU asegura que todavía hay mucho camino por delante para crear un entorno seguro y libre para ejercer el periodismo.
El balance de estos informes de la FIP nos dice que hay más periodistas asesinados en sus comunidades, ciudades y países que en situaciones de conflicto armado. Además, prevalece la impunidad ante este tipo de crímenes, donde los asesinos muchas veces no sufren las consecuencias. Por eso, la FIP aboga por la adopción de una Convención de la ONU sobre la seguridad de los periodistas, que prevea un mecanismo independiente para investigar los ataques contra periodistas y exigir cuentas a los responsables, así como a los autores intelectuales.
El asesinato es el crimen más grave perpetuado contra periodistas, pero no es el único. La FIP ha documentado también más de 400 casos de detenciones arbitrarias de compañeros de profesión, muchos de los cuales llevan años en prisión y sin cargos ni juicio. En este sentido, China, Egipto, Turquía, Myanmar, Irán y Bielorrusia figuran entre los mayores carceleros de periodistas. Estas cifras también han aumentado considerablemente desde el año pasado, con estos regímenes opresores desesperados por suprimir la información independiente sobre las revueltas populares de la gente que reclama sus derechos y libertades.
El informe pone de manifiesto la dificultad añadida que tienen las mujeres periodistas, especialmente en países donde ni la legislación ni la sociedad están preparadas para dotarlas de una situación de igualdad. En términos de protección, juegan con desventaja frente a sus compañeros.
El país más peligroso para los periodistas en 2022 fue Ucrania, donde 12 de 68 de estos fueron asesinados en el país. Otro de los países donde más periodistas son asesinados es Somalia, donde se registran muertes año tras año. El propósito de los asesinos es silenciar a los periodistas y coartar su libertad democrática de informar libremente El 90% de los casos no llegan a ir a juicio por la falta de voluntad gubernamental para organizar investigaciones independientes que lleven a los autores de estos delitos ante la justicia.
La violencia estatal se puede ver de forma recurrente en África. Las fuerzas de seguridad en el continente tienen un vínculo exclusivo y persistente con el asesinato impune de periodistas. Cada año se produce al menos un asesinato por el uso de la fuerza bruta, directamente relacionado con las "fuerzas de seguridad", donde ni se investiga ni se persigue a los autores.
En la región de Latino y Centroamérica, se ha registrado un preocupante aumento del número de agresiones y amenazas contra los trabajadores de la prensa, que se ha saldado con el asesinato de al menos 30 periodistas y otros trabajadores de los medios de comunicación en todo el continente. Ninguno de los ocho países en los que han sido asesinados periodistas se encuentra en un conflicto armado declarado, y México vuelve a ser el país más peligroso de la región, con once atentados mortales contra comunicadores.
En Asia-Pacífico, los asesinatos ascendieron a 16. Aunque en esta zona se recuenten menos asesinatos que en 2021, los encarcelamientos y las acusaciones contra trabajadores de los medios de comunicación han aumentado drásticamente, sobre todo en el caos del conflicto civil bajo el golpe de estado de la junta militar de Myanmar desde 2021. China encabeza la lista como el peor carcelero de periodistas del mundo, con 84 actualmente entre rejas.
De los 13 asesinatos a periodistas en Europa, tan solo 1 fue fuera de Ucrania (Turquía). La censura periodística no ha parado de crecer en Europa del Este tras el conflicto ruso-ucraniano. La situación es también muy preocupante en Bielorrusia, donde el régimen ha aumentado drásticamente la presión sobre los periodistas imponiéndoles duras penas de prisión. En 2022 se dictaron 17 sentencias en causas penales, en las que se condenaba a periodistas y trabajadores de los medios de comunicación a penas de entre 1,3 y 14 años de cárcel. Además, cubrir manifestaciones también ha sido una odisea para los periodistas este año: por un lado, fueron tratados como delincuentes por las fuerzas policiales y, por otro, amenazados y agredidos por manifestantes.
En Oriente Medio, la tendencia de asesinatos va a la baja. Este año se han registrado 5 de ellos, lo que no quiere decir que los periodistas en estas regiones se sientan más seguros. Las mujeres periodistas y los periodistas de investigación son especialmente objeto de ataques e intimidaciones. Los periodistas que cubren el cambio climático y la degradación medioambiental, cada vez más numerosos en la región, denuncian haber sido intimidados y amenazados por el trabajo que realizan.
No olvidamos los nombres de los periodistas que tristemente perdieron su vida por realizar su trabajo. Año tras año, las asociaciones de periodistas luchan por cambiar esta tendencia y hacer que la profesión tenga una tasa de mortalidad 0.